JUAN CARLOS MUÑOZ HIZO UNA DECLARACIÓN DE AMOR EN SU PREGÓN

Foto de Eduardo Albarrán

 

Nuestro hermano Juan Carlos Muñoz Rivero hizo de su pregón una declaración de amor. Una declaración de amor a su ciudad, a su familia y a sus hermandades.

 

Tras los sones de "Soleá dame la mano" tomó la palabra el presentador del pregonero Andrés Galán Gutiérrez, quien recordó los años de amistad que les unen desde que comenzaran sus andaduras cofradieras en el grupo joven de la Hermandad de los Estudiantes. Aprovechó para resaltar la cantidad de años que lleva el pregonero trabajando por su Hermandad, entre el grupo joven y la junta de gobierno. Destacó también su pertenencia a unas de las familias más cofrades de la ciudad, su afición por las letras que comenzaba de niño cuando escuchó su primer pregón, así como su dominio de la música cofradiera. Como si de un mozo de espadas se tratara, Andrés Galán terminaba su intervención con un guiño taurino, deseándole al pregonero "cargar la suerte", no en vano es otra de las aficiones que les unen y más ahora cuando su hijo viene mostrando una clara vocación por los ruedos.

Foto de Eduardo Albarrán

 

Llegó entonces el momento de "Amarguras" en el año de su centenario y a continuación Juan Carlos Muñoz comenzaba "brindando su faena" con su canto a San Fernando como si de un enamorado se tratase. Tuvo recuerdos emotivos para los que ya no están. Y tuvo de nuevo frases de cariño para su familia, para sus padres, para su hermano mayor, y como no, para sus hijos y esposa.

 

Llegó pues momento de "parar y mandar la faena". Su pregón tuvo también momentos valientes. El escenario del Real Teatro de la Cortes, cuna de la Constitución de 1812, le sirvió para solicitar libertad y respeto a los cristianos, a los católicos y a los cofrades. Pidió también por la unidad de España. Agradeció a la Corporación municipal la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad al Consejo de hermandades por su 50 aniversario. Destacó también los compromisos del creyente y del cofrade, y recordó también la caridad en la cofradías como eje central. Y como no, exaltó la túnica nazarena. Y señalando precisamente a la suya, que se encontraba en el escenario como atrezo del acto, invitaba a los cofrades a vestir la túnica de su hermandad.

Foto de Eduardo Albarrán

Y luego llegó el momento de "templar la suerte" haciendo un recorrido por las hermandades de nuestra Semana Santa en orden cronológico como se relatan en los evangelios, resaltando la Resurrección como eje del cristiano. Y también se acordó de cada una de la dolorosas isleñas. Alternó la prosa con los versos para manifestar su amor a los cristos y vírgenes de nuestra ciudad.

 

Y como "remate de la faena" dejó para el final a su hermandad del alma: la Hermandad de los Afligidos. Jugó de nuevo con la prosa y la poesía para terminar su intervención --quizás el momento más intenso-- para declararse "afligidista" hasta la muerte. Y tras una fuerte ovación sonaron los himnos que daban por finalizado el acto.

 

 

Fue un día intenso para Juan Carlos Muñoz Rivero que terminaba la jornada acompañando al Señor de los Afligidos en su traslado solemne al paso, por el interior del Santo Cristo. Y como recoge la instantánea bajo estas líneas, vino el momento del sosiego. Cara a cara con el Señor. Tal vez Juan Carlos le estaría agradeciendo la ovación que hoy le regalaron en los tendidos, mientras su esposa depositaba a sus pies las flores que le habían acompañado durante todo el día.

 

Foto de José A. Rodríguez